jueves, 29 de enero de 2009

El sentido del ritmo es innato

Si la música rock le hace vibrar y al oir el tac-pum tac-pum-pum de una batería no puede evitar mover los pies acompasadamente, sepa que no es el único. Los recién nacidos llegan al mundo con una capacidad innata para detectar el ritmo regular, según revela un estudio publicado hoy en la revista PNAS. 

La música, concluyen los autores, es apreciada desde el útero materno, y una vez que nacemos podemos sentir el ritmo incluso mientras dormimos. Para probarlo, el húngaro Istvan Winkler trabajó con 14 niños sanos de 37 a 40 semanas de edad, a quienes les hizo escuchar algunas canciones Rhythm & Blues mientras medía la actividad de su cerebro con electrodos no invasivos. Cuando probó a eliminar algún golpe del ritmo, el investigador y su equipo comprobaron que los pequeños reaccionaban negativamente, detectando una violación de sus expectativas sensoriales. "El sistema auditorio de un bebé funciona del mismo modo que el adulto, haciendo continuamente predicciones”, explica Winkler.

Los resultados indican que la percepción de un sonido rítmico, y posiblemente otros aspectos de la apreciación musical, nos acompañan desde que nacemos, lo que implica que la música podría tener ventajas evolutivas para los seres humanos. Además, si bien el desarrollo del lenguaje tarda mucho, el nuevo estudio confirma que la música es el primer lenguaje que los padres deberían usar para comunicarse con sus hijos.

Breve e intenso el ejercicio es mejor

Para cuidarnos ya no hace falta pasar largas horas en el gimnasio. Lo mejor contra la diabetes y las cardiopatías es el ejercicio breve e intenso durante sólo un par de minutos según una nueva investigación que publica la revista BMC Endocrine Disorders. 

Según James Timmons, responsable del estudio, una rutina corta e intensa de ejercicio, por ejemplo 4 sprints de 30 segundos en una bicicleta estática repetidos tres veces a la semana, podría reducir dramáticamente el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedades del corazón. El efecto se debe, asegura, a que este tipo de ejercicio tiene un efecto importante en la capacidad del organismo para procesar azúcar. 



Para determinar el efecto de lo que Timmons llama “intervalos de entrenamiento de alta intensidad” (HIT) en los procesos metabólicos, el científico estudió a 16 hombres sedentarios que llevaron a cabo tres sesiones de ejercicio cada siete días durante dos semanas. Cada sesión consistía en hasta 4 sprints sobre la bicicleta. En cada aceleración los hombres debían ejercitarse lo más rápido posible durante los 30 segundos y tomar unos minutos de descanso absoluto entre cada aceleración. A las dos semanas, el científico afirma que detectó una mejora del 23% en las funciones de la insulina. 

Aunque el estudio fue llevado a cabo con hombres jóvenes, el profesor Timmons cree que esta rutina podría beneficiar a gente de todas las edades y de ambos sexos. 

“Mucha gente dice no tener tiempo de seguir las actuales recomendaciones para ejercitarse (al menos 20 minutos diarios)”, señala el científico. Ahora que ha demostrado que realizando ejercicios musculares intensos pero breves se mejora dramáticamente el metabolismo de la persona en sólo dos semanas lo tenemos mucho más fácil para cuidarnos.

La importancia del nombre

Una vaca con un nombre de pila produce más leche que una sin apodo según acaban de demostrar dos investigadores de la Universidad Newcastle. La clave, explican Catherine Douglas y Peter Rowlinson en la revista Anthrozoos, está en tratar a estos rumiantes de manera individual. “Igual que las personas respondemos mejor al contacto físico, las vacas se sienten más felices y relajadas si se les presta atención una a una”, dice Douglas. Según la investigadora, dando más importancia al individuo, por ejemplo poniendo un nombre a cada vaca e interactuando con el animal mientras crece, no sólo mejoramos su bienestar sino que se consigue incrementar la producción. 

Para demostrarlo, Douglas y Rowlinson estudiaron más de 500 granjas británicas. En un 46% de los casos analizados los granjeros habían puesto un nombre a cada animal. Y los datos revelaron que esas vacas proporcionaban 258 litros más de leche que el resto. “Hemos encontrado un método sencillo y sin costes para mejorar la producción”, concluye Douglas.

miércoles, 28 de enero de 2009

¿Cómo miden los animales el paso del tiempo?¿Saben los animales qué son el pasado y el futuro?

Detrás de los amorosos ojos perrunos de Toby, su mente está zumbando, recordando el paseo de ayer: la hierba, una ladera del parque y hasta un conejo que corre a esconderse. Casi sonríe al recordarlo, y se pregunta si le dará tiempo a echarse una siestecita antes del garbeo de hoy. Para unos investigadores de la inteligencia animal, esta escena obedece a la realidad, y para otros es pura ficción. ¿Pueden los animales reconstruir eventos pasados e imaginarse a sí mismos en futuros escenarios, o es algo que solo nosotros podemos hacer? El neurocientífico Endel Tulving comenzó a estudiar en 1983 la memoria episódica humana; es decir, cómo la mente es capaz de recrear momentos concretos de su pasado e imaginarse en el futuro. Ya en 1997, Thomas Suddendorf y Michael Corballis, de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), acuñaron la expresión “viaje mental en el tiempo”, y afirmaron que esta podría ser una de esas características cognitivas que distinguen al Homo sapiens. Pero crece el número de expertos que creen que otras especies pueden recordar un suceso en un tiempo y lugar específicos, más allá del conocido comportamiento aprendido. Esa es la gran discusión: que un elefante recuerde a alguien que le hizo daño no significa que sepa colocar ese suceso en la línea de tiempo respecto a otros episodios de su vida. Lo difícil es probarlo, porque los humanos podemos verbalizar nuestra memoria y nuestros planes, pero los animales no. Quienes creen que los animales tienen memoria episódica se basan, por ejemplo, en que los delfines son capaces de repetir la última acrobacia que acaban de hacer, porque la distinguen en el tiempo (véase la última página de este reportaje). Y parece que las palomas y las ratas también.

¿Dónde habré puesto yo…?
El mayor éxito al respecto es de 1999. El primatólogo Emil Menzel, de la Universidad Stony Brook (Nueva York), demostró unas habilidades memorísticas aún más sorprendentes gracias al chimpancé Panzee, al que había enseñado a comunicarse señalando símbolos. Menzel escondió comida en la jaula mientras el chimpancé observaba. Hasta 16 horas después, el primate logró guiar a sus cuidadores mediante signos y gestos hasta esos escondites, aunque ellos no sabían qué se había escondido ni dónde. ¿Será porque los chimpancés son casi humanos? No. Los arrendajos de matorral occidentales, de la familia de los cuervos, y con un talento peculiar para esconder y recuperar comida, van más allá. En 1998, Nicola Clayton y Anthony Dickinson, de la Universidad de Cambridge, demostraron que pueden recordar no solo dónde han escondido un bocado, sino también qué han escondido y cuándo. Si, por ejemplo, un gusano de cera (Galleria melonella), caviar en el mundo de los arrendajos de matorral, está enterrado mucho tiempo, empieza a descomponerse. El ave parece que lo sabe, y ni siquiera se molesta en recuperar gusanos que hayan sobrepasado su “fecha de caducidad”. ¿Eso demuestra ese “viaje mental en el tiempo”? No: pueden registrar simplemente cuánto tiempo hacía que habían enterrado la comida. Lo mismo puede decirse de las habilidades de Panzee, según Suddendorf: “Yo puedo saber dónde están las llaves de mi coche sin tener necesariamente que recordar haberlas dejado ahí”.

Detrás de los amorosos ojos perrunos de Toby, su mente está zumbando, recordando el paseo de ayer: la hierba, una ladera del parque y hasta un conejo que corre a esconderse. Casi sonríe al recordarlo, y se pregunta si le dará tiempo a echarse una siestecita antes del garbeo de hoy. Para unos investigadores de la inteligencia animal, esta escena obedece a la realidad, y para otros es pura ficción. ¿Pueden los animales reconstruir eventos pasados e imaginarse a sí mismos en futuros escenarios, o es algo que solo nosotros podemos hacer? El neurocientífico Endel Tulving comenzó a estudiar en 1983 la memoria episódica humana; es decir, cómo la mente es capaz de recrear momentos concretos de su pasado e imaginarse en el futuro. Ya en 1997, Thomas Suddendorf y Michael Corballis, de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), acuñaron la expresión “viaje mental en el tiempo”, y afirmaron que esta podría ser una de esas características cognitivas que distinguen al Homo sapiens. Pero crece el número de expertos que creen que otras especies pueden recordar un suceso en un tiempo y lugar específicos, más allá del conocido comportamiento aprendido. Esa es la gran discusión: que un elefante recuerde a alguien que le hizo daño no significa que sepa colocar ese suceso en la línea de tiempo respecto a otros episodios de su vida. Lo difícil es probarlo, porque los humanos podemos verbalizar nuestra memoria y nuestros planes, pero los animales no. Quienes creen que los animales tienen memoria episódica se basan, por ejemplo, en que los delfines son capaces de repetir la última acrobacia que acaban de hacer, porque la distinguen en el tiempo (véase la última página de este reportaje). Y parece que las palomas y las ratas también.

¿Dónde habré puesto yo…?
El mayor éxito al respecto es de 1999. El primatólogo Emil Menzel, de la Universidad Stony Brook (Nueva York), demostró unas habilidades memorísticas aún más sorprendentes gracias al chimpancé Panzee, al que había enseñado a comunicarse señalando símbolos. Menzel escondió comida en la jaula mientras el chimpancé observaba. Hasta 16 horas después, el primate logró guiar a sus cuidadores mediante signos y gestos hasta esos escondites, aunque ellos no sabían qué se había escondido ni dónde. ¿Será porque los chimpancés son casi humanos? No. Los arrendajos de matorral occidentales, de la familia de los cuervos, y con un talento peculiar para esconder y recuperar comida, van más allá. En 1998, Nicola Clayton y Anthony Dickinson, de la Universidad de Cambridge, demostraron que pueden recordar no solo dónde han escondido un bocado, sino también qué han escondido y cuándo. Si, por ejemplo, un gusano de cera (Galleria melonella), caviar en el mundo de los arrendajos de matorral, está enterrado mucho tiempo, empieza a descomponerse. El ave parece que lo sabe, y ni siquiera se molesta en recuperar gusanos que hayan sobrepasado su “fecha de caducidad”. ¿Eso demuestra ese “viaje mental en el tiempo”? No: pueden registrar simplemente cuánto tiempo hacía que habían enterrado la comida. Lo mismo puede decirse de las habilidades de Panzee, según Suddendorf: “Yo puedo saber dónde están las llaves de mi coche sin tener necesariamente que recordar haberlas dejado ahí”.

Hambre de futuro

Los arrendajos planean qué van a comer, ya que eligen qué tipo de alimento esconden.

Hambre de futuro
Los problemas para probar que los animales pueden pensar en su futuro son similares. En 2006, Nicholas Mulcahy y Josep Call, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), enseñaron a bonobos y orangutanes a manejar una herramienta que les servía para ganarse un zumo en una “sala de recompensas”. Una vez adiestrados, les mostraban esa herramienta y seis que no eran útiles para obtener el premio, pero dejaban cerrada la sala de recompensas, por lo que los animales no se llevaban ninguna herramienta. Entonces, les abrían la sala de recompensas, pero, al carecer del instrumento adecuado, no podían llevarse el premio. Cerraban la sala y, una hora después, les dejaban de nuevo las herramientas a mano. Los simios aprendían que era mejor guardar el utensilio mientras pudieran, por si volvían a abrir la sala de recompensas. “Esto demuestra que los simios pueden seleccionar, transportar y guardar una herramienta para su uso en el futuro próximo”, dice Call. Pero para Suddendorf, siempre a la contra, lo que parece un plan podría ser en realidad condicionamiento clásico, llevado por una sed de zumo de frutas en el momento del experimento y por haber aprendido poco antes a usar la herramienta con un cierto propósito. Este argumento nace de la llamada “hipótesis Bischof-Köhler” (Norbert Bischof y Doris Bischof-Köhler, de la Universidad Ludwig Maximilian, en Múnich, Alemania). A finales de la década de 1970 sugirieron que, mientras los humanos son capaces de usar su experiencia para pensar en el futuro –planear una comida aunque no tengan hambre, por ejemplo–, los animales solo son capaces de actuar impulsados por su motivación en ese momento.

Por si vuelvo a tener hambre
Un posible contraejemplo procede del trabajo realizado en Costa de Marfil en la década de 1980 por los primatólogos Christophe y Hedwige Boesch. Observaron chimpancés que trasladaban una gran piedra cuando iban en busca de nueces, y después la utilizaban para cascarlas. Ellos vieron aquí un ejemplo de previsión animal, pero Bischof aprecia los mismos problemas: “Es una forma muy impresionante de anticipación del futuro, pero está guiada por su apetito de nueces en ese momento”, dice. Una vez saciados, los chimpancés tiran las piedras, aparentemente sin reparar en que quizá las podrían necesitar en el futuro. Si fueran capaces de prever que van a volver a tener hambre de nueces, las guardarían. Decididos a desmentir a Bischof-Köhler, Clayton y Dickinson (los del experimento con gusanos) idearon un complejo y concienzudo experimento (véase el cuadro a la izquierda) por el cual lograron que unos arrendajos de matorral escondieran para un futuro un tipo de comida del que ya estaban sobradamente saciados.
Para Clayton y sus colegas, lograron desafiar seriamente la hipótesis de que los animales se mueven por los impulsos inmediatos que les causa una situación (sea esta propiciada por el hambre o por otras causas). Sus aves parecían ser capaces no solo de anticipar, sino también de actuar y satisfacer una necesidad futura y muy poco inmediata. Hay otros ejemplos que desafían la hipótesis de Bischof-Köhler. William Roberts y Miriam Naqshbandi, ambos en la Universidad de Western Ontario en Londres (Canadá), dieron a unos monos ardilla la posibilidad de elegir entre uno y cuatro dátiles, una de sus frutas preferidas. Por puro instinto, es predecible que los animales casi siempre escogieran los cuatro.

Ve poniéndome un vaso de agua
A continuación, los investigadores se llevaban las botellas de agua justo antes de que eligieran, y las devolvían justo media hora después si los animales preferían un dátil, mientras que les negaban el agua durante tres horas si se habían decantado por los cuatro dátiles. Los animales pronto empezaron a mostrar una preferencia por un dátil, en vez de los cuatro del principio. Roberts considera que esto sugiere la capacidad de los animales de anticipar que estarán sedientos en el futuro, a pesar de no tener sed en el momento de hacer su elección.
Sin embargo, para Suddendorf tampoco este experimento –ni ningún otro– ha conseguido refutar la hipótesis de Bischof-Köhler. La explicación más probable del comportamiento de los monos ardilla, según él, es que aprendieron a asociar que tomar cuatro dátiles acarreaba la incomodidad de la sed. Esto, dice, no es lo mismo que prever.
Tampoco está precisamente emocionado con los hallazgos de los arrendajos. “Los humanos no tenemos prácticamente límites en lo que respecta a clases de cosas que podemos recordar y planear. Todavía no hay evidencias de que los arrendajos de matorral hagan algo más que esconder y recuperar la comida”. Y no es que sean muy buenos en eso, según él: “Hay que considerar que en el laboratorio no tiene sentido, de hecho, esconder la comida, habida cuenta de que son los humanos los que alimentan a las aves”, escribió junto con Corballis en un ensayo que rebatía el experimento de los arrendajos.

La ‘evidencia de la ausencia’
Clayton dice que esa crítica es “ridícula”, y defiende sus experimentos en un reciente artículo de Animal Behaviour. Señala que, incluso en cautividad, los arrendajos necesitan esconder la comida, no solo porque quizá no venga nadie a darles de comer mañana, sino también para evitar que la roben otras aves. “Dado que el futuro nunca está claro, un poco de seguridad siempre es bienvenida”, comenta Clayton. Además, siempre merece la pena enterrar exquisiteces como gusanos de cera. “Yo siempre escondo los bombones que tomo después de cenar, incluso aunque no me los quiera tomar en ese momento”, confiesa jocosamente. Clayton y Suddendorf están de acuerdo al menos en una cosa: que nadie ha sido capaz de demostrar hasta ahora que estos y otros animales creen imágenes mentales de su pasado o de su futuro. Pero, como apunta Clayton: “No puedes tomar la ausencia de evidencia como evidencia de la ausencia”.
Está por ver si alguien encontrará un camino para proporcionar esta clase de pruebas, o si las dos partes pueden ponerse de acuerdo en qué podría constituir el viaje mental en el tiempo para los animales. Pero en vista de que cada vez se profundiza más en la mente de los animales, podemos esperar que averigüemos mucho más sobre cómo entienden su mundo. Esto tendría consecuencias de gran alcance sobre el modo en que les tratamos y el concepto que tenemos de ellos. Después de todo, quizá ellos tienen sus propios planes.

Pero si yo no sé ni quién soy

Los monos ardilla prefieren comer un dátil porque prevén que tomar más les dará sed

Cuando un chimpancé se mira al espejo cree estar viendo a otro.

Los psicólogos comparativos que investigan la capacidad animal para recordar prefieren hablar de “memoria parecida a la episódica”. Esta solo requiere que el animal pueda recordar lo que hizo, dónde y cuándo. La “verdadera” memoria episódica requeriría una conciencia de sí mismo, cosa que solamente los seres humanos poseemos.

¿No recuerdan nada de nada después de nadar?

Sí lo hacen. Los delfines de hocico de botella son capaces de recordar lo que hicieron en un pasado inmediato. Lo demostró una simple prueba: después de ser entrenados para realizar docenas de trucos diferentes en respuesta a señales manuales específicas, se pidió a los delfines, por medio de otra señal con la mano, que repitiesen el truco que habían realizado por última vez (sin más detalles). Y lograron una tasa de aciertos de casi el 100%.

El menú de mañana

Los arrendajos planean qué van a comer, ya que eligen qué tipo de alimento esconden

Un equipo de la Universidad de Cambridge demostró que algunas aves no solo aguzan el ingenio movidas por el hambre, sino que planean su menú incluso cuando están saciadas. En una primera etapa, pusieron dos comederos para unos arrendajos: uno que a veces contenía piñones y otro en el que nunca había nada. Después abrieron un tercer comedero siempre lleno de piñones; y las aves trasladaron parte de la comida al que siempre estaba vacío, por si un día no había en ninguno de los otros dos. Pero hubo quien dijo que quizá las aves estaban hambrientas y que esa sagacidad se la había propiciado el hambre. Así que los investigadores realizaron el experimento que ves en la foto y que a continuación te explicamos:

Se plantean dos escenarios:
Alimentaron a un arrendajo con pienso hasta que no podía comer más. Cuando podía esconder pienso o piñones, elegía estos últimos en mayor cantidad, porque acababa de hartarse de pienso.
El escenario B.
Se le volvió a suministrar pienso. Cuando el arrendajo eligió de sus propios escondites, se decantó por los piñones, de los que tenía muchos guardados.
El escenario A.
Esta vez recibió piñones para comer. Cuando él pudo elegir entre sus escondites, buscó pienso, pero había poco, porque planificó “aconsejado” por la saciedad.

Siguientes veces que se le plantea el escenario B
De nuevo, se le saturó de pienso. Recordó la escasez de la vez anterior, y ahora guardaba la misma cantidad de pienso que de piñones. Después se le ofrecieron solo piñones. En el momento de elegir de qué “despensa” comer, se alimentó del pienso que, aparentemente, planeó comer al almacenarlo.


martes, 27 de enero de 2009

Una mujer dio a luz a octillizos en Estados Unidos

Una mujer dio a luz a ocho bebes en California en la noche del lunes y todos ellos se encuentran "estables" en su salud, informó el equipo médico que atendió el parto, en principio el segundo nacimiento de octillizos vivos en la historia de la medicina estadounidense.

Los seis varones y dos niñas, cuya madre permanece en el anonimato y cuyos nombres no han sido comunicados, nacieron en un hospital de Bellflower, 30 km al sureste del centro de Los Ángeles (California, oeste de Estados Unidos), un centro que movilizó a 46 miembros de su personal y habilitó cuatro salas de parto para atender este caso.

"Hoy (lunes) fue una jornada sin precedentes y llena de excitación en las salas de operación, de trabajo y de parto, debido a que nuestro equipo de 46 médicos, enfermeras y terapeutas trajo al mundo a ocho bebés, todos nacidos vivos y muy vigorosos", indicó Karen Maples, obstetra del hospital administrado por la sociedad Kaiser Permanente.

Maples señaló que los bebés nacieron prematuros, nueve semanas y media antes, y que pesaron entre 820 gramos y 1,54 kilogramos. Sólo siete de ellos fueron detectados en ecografías, y la llegada del octavo resultó una sorpresa para el equipo médico. "Después del bebé G, que atendimos, fuimos sorprendidos por la llegada del bebé H", precisó Maples en una conferencia de prensa, revelando que esta operación demandó apenas cinco minutos, entre las 10H33 y las 10H38 (19H33 y 19H38 GMT).

"Es fácil no ver a un bebé cuando ya hay otros siete" visibles en la ecografía, explicó uno de los colegas de la doctora Maples, Harold Henry, también un ginecólogo obstétra.

El equipo médico rehusó ofrecer cualquier comentario sobre los antecedentes de la madre, ya sea sobre eventuales antecedentes de alumbramiento o de un tratamiento contra la infertilidad, procedimiento que tiene por consecuencia un neto aumento de la proporción de nacimientos múltiples en las últimas décadas.

Según el doctor Mandhir Gupta, jefe de la unidad de neonatología del hospital, "todos los niños (...) están actualmente en una unidad de cuidados intensivos, y se encuentran en estado estable. Dos de ellos están con respirador artificial y un tercero tiene también necesidad de oxígeno". Pero "los demás respiran" por ellos mismos, afirmó. Según él, los bebés "afrontan numerosos obstáculos" para sobrevivir. "El peso es una inquietud, (el más pequeño de los bebés) tiene un largo camino por delante", explicó.

En cuanto a la madre, el doctor Gupta dijo que "va muy bien; está muy feliz de haber tenido todos esos bebés y que ellos se encuentren bien hasta este momento". Según Gupta, la madre "tiene la intención de amamantarlos; es una mujer fuerte".

En un comunicado de prensa, el grupo Kaiser Permanente aseguró que se trata del segundo nacimiento de octillizos en la historia de la medicina en Estados Unidos. Si todos sobreviven, serían entonces un caso sin precedentes. El anterior nacimiento de octillizos en el país, seis niñas y dos varones, se produjo en Houston (Texas, sur) en 1998. Una de las niñas murió una semana después de nacer y los otros siete viven aún.

BootRacer: Mide el tiempo de inicio de Windows

BootRacer es un pequeño programa gratis que te permite medir el tiempo de inicio de tu Windows, sin demasiadas complicaciones. Se destaca por ser el primero detectar tiempo de login y el tiempo total de carga del Escritorio. Una herramienta útil para cerciorarnos si las optimizaciones que hemos hecho funcionan como deberían. Según BootRacer si el tiempo total de carga es mayor a un minuto, debes optimizar. En sus marcas, listos, ¡YA!

Los resultados de estas guías (o programas) muchas veces pueden ser imperceptibles para el usuario, dado que no es simple percibir los cambios sin software dedicado. BootRacer es una de esas herramientas y sirve para medir el tiempo de inicio de tu ordenador. Es la más simple que hemos encontrado, que además detecta dos parámetros importantísimos que muchos otros programas no: Tiempo de Login y Tiempo Total de carga del Escritorio. El Tiempo Total de carga del Escritorio es fundamental para una medición eficaz, ya que de nada te sirve que tu ordenador inicie en 25 segundos si para tener acceso al Escritorio debes esperar 70 segundos más.

Usar BootRacer es extremadamente simple. Lo inicias, haces algunas configuraciones mínimas, y ya estás listo para el booteo. No utiliza demasiada memoria (4.8MB), por lo que se podría decir que su existencia en el inicio no falsea en gran medida el tiempo real (aunque que lo hace, lo hace). Los resultados se van guardando en un log, por lo que puedes ir comparando los diferentes tiempos en relación a los retoques que hayas hecho.


BootRacer, midiendo el tiempo de inicio


A modo de referencia, BootRacer asegura que si el tiempo de inicio de tu ordenador es menor a 1 minuto es excelente, de allí en más le va otorgando otras puntaciones. Desafortunadamente, el programa no tiene en cuenta el tipo de hardware de tu PC, para estimar cuál es el tiempo de inicio ideal para tu configuración.

Si BootRacer no muestra los resultados, puede que suceda una de dos cosas: o bien tu ordenador es extremadamente lento y la carga del CPU es siempre mayor a la normal (cosa que puedes arreglar cambiar la sensibilidad) o no utilizas la interfaz por defecto de la versión de Windows que tengas. 

BootRacer es una pequeña herramienta, útil si lo tuyo es sacarle el mayor jugo posible al ordenador, que además sirve para probarse a sí mismo y a sus conocimientos como “Tweaker”. Es en inglés y está solo disponible para Windows en sus sabores XP y Vista. Su instalador apenas ocupa 821kb y puedes descárgalo desde el sitio oficial.

¡Internet a 100 Gb por segundo en 2 años!


Una compañía americana promete una línea de Internet basada en fibra óptica con la increíble velocidad de 100 gigas por segundo, 10 veces más veloz que la actual. Pero lo mejor viene cuando aseguran que estará operativa para el año 2011 y además en toda Europa. Vaya orgía de datos que nos espera. Bendita sea Santa Fibra Óptica de la velocísima luz. Amén.

Esta tecnología promete 100 Gb por segundo con un coste 30 % inferior

El delirio llega desde allende los mares, en la forma de una divinidad norteamericana llamada Ciena, empresa especializada en soluciones de transporte de datos y redes ethernet. Esta enviada del paraíso nos trae entre sus alas la promesa cierta de una velocidad realmente monumental. Nada más y nada menos que 100 Gb por segundo. Sí, sí, lean de nuevo. Se lo deletreo si quieren. Cien hermosos y salvajes Gb por segundo. Y además, se erigen como la primera empresa que ha conseguido transmitir datos a semejante velocidad con una seguridad total y sin fallos o pérdidas de información de ningún tipo, tal y como ha explicado el director general para el sur de Europa de esta empresa, Antonio Gómez, en Madrid. Según el director, aparte de la ventaja que supone transmitir cantidades tan grandes de información a tanta velocidad y con absoluta seguridad gracias a la aplicación de esta tecnología, se calcula que cada byte por segundo costará un 30% menos que en la actualidad. De acuerdo a sus estimaciones, en los últimos años se ha producido un progresivo incremento del tráfico de datos en la red, aproximadamente el 20% cada año, y la previsión es que la tendencia se mantenga o incluso se acentúe. O sea, a ver si lo hemos entendido bien. No sólo ofrecen una velocidad de transmisión de datos afrodisíaca, sino que encima prometen que será ¡¡más barata!! ¿Me he muerto y estoy en el paraíso?. Que no me resuciten. Yo me quedo aquí.



Recuerden este rostro pues será el que nos traiga los 100 Gb por segundo

Las posibilidades de esta nueva tecnología de transmisión de datos, cuya implantación en el mercado se prevé para mediados de 2011, son enormes, según sus responsables, ya que permite, por ejemplo, la transmisión, en sólo 12 horas, de un volumen de datos equivalente a 125.000 DVD, a 500.000 páginas de texto o toda la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. En la actualidad son varias las empresas que trabajan con este nuevo tipo de tecnologías, con vistas a multiplicar con creces las actuales capacidades de transmisión de datos en Internet, ya que, según los expertos, se están saturando las redes debido al vertiginoso aumento de descargas (música, vídeos, etc), debido a la proliferación de las redes sociales y del intercambio de datos entre cibernautas. El motor de todos estos intercambios masivos no son otros que los P2P, tan denostados por las autoridades de los países y sin embargo, responsables del espectacular aumento de la velocidad de Internet. Y velocidad es siempre signo de progreso. Ya casi se puede medir el avance de una sociedad observando la velocidad medía de las líneas de sus abonados. Se ha instaurado tan profundamente la cultura de Internet que su capacidad de transmisión de datos representa el motor que empuja el crecimiento tecnológico. Lo que más me gusta de esta noticia es la inminencia y el realismo de esta tecnología. No estamos hablando de complicados e irrealizables proyectos futuros que nunca ven la luz debido a su intrincado desarrollo.

Esta empresa de fibra óptica la representa un director español con intenciones de expandirse por el Sur de Europa, con lo cual queda de manifiesto su intención de implantarse en el país y su plazo, además, lo han recalcado sin ambigüedades: 2011. Dos años no parece un tiempo difícil de alcanzar así que esperaremos embelesados a que llegue esta fiesta de velocidades. Siempre y cuando los estados no hayan decapitado a las redes P2P porque entonces ¿De que serviría tanta velocidad?. Bueno, siempre nos quedaran las descargas directas. Con una red de 100 Gb por segundo, no hay gobierno que se resista.